jueves, 25 de febrero de 2010

Mal gusto


Argumento: La población de una pequeña ciudad de Nueva Zelanda desaparece, siendo reemplazada por extraterrestres con la única misión de conseguir carne humana para sus establecimientos de comida rápida intergaláctica: por fortuna, un cuerpo especial enviado por el gobierno se enfrentará a los alienígenas...de la manera más sangrienta y despiadada posible, por supuesto.

Ficha técnica:
Título original: Bad taste Dirección: Peter Jackson. Productor: Peter Jackson para Wingnut Films y New Zealand Film Commission. Guión: Peter Jackson, Ken Hammon y Tony Hiles. Fotografía: Peter Jackson. Música: Michelle Scullion y Jay Snowfield. Montaje: Peter Jackson y Jamie Selkirk. Diseño de producción: Catherine Girdlestone. Maquillaje: Cameron Chittock y Peter Jackson. Efectos especiales: Peter Jackson. Intérpretes: Peter Jackson (Derek/Robert), Doug Wren (líder alienígena), Terry Potter (Ozzy), Pete O'Herne (Barry), Craig Smith (Giles), Mike Minett (Frank).Nacionalidad y año: Nueva Zelanda, 1987. Duración y datos técnicos: 91 min. Color. 1.66:1.

Comentario: Cuando, a finales de febrero de 2004, Peter Jackson subió al escenario para recoger su óscar al mejor director por El retorno del rey (The return of the king, 2003), pronunció (entre otras) estas modestas palabras ante la audiencia allí congregada: “...si hubiérais visto las primeras películas que hice, jamás hubiera recibido este premio.”


Es más que probable que, al ver las películas que conforman su trilogía gore, Mal gusto (Bad taste, 1987), El delirante mundo de los Feebles (Meet the Feebles, 1989) y Braindead. Tu madre se ha comido a mi perro (Braindead, 1992)- cualquier académico apolillado torcería el gesto de disgusto (como mínimo) ante tan generoso desfile de cuerpos mutilados, fluidos corporales y chistes políticamente incorrectos: al fanático de este tipo de cine, sin embargo, no le queda otro remedio que rendirse ante el talento e imaginación desplegados por el director neozelandés en estas cintas de aprendizaje... y de paso llevarse esa noche de febrero una enorme alegría cuando, por una vez y sin que sirviera de precedente, uno de los suyos alcanzó el más alto de los reconocimientos de la industria cinematográfica, al recibir El retorno del rey nada menos que 11 premios de la academia de Hollywood.

Y es que la primera vez que uno se enfrenta a esta película, y conforme van pasando los minutos, el sentimiento que prevalece no es el asco (como fácilmente se podría deducir de su título) sino más bien la incredulidad: no sólo porque a alguien se le haya ocurrido una premisa tan descabellada a la hora de hacer una película –y, encima, tenga el valor y la tenacidad suficientes para llevarla a cabo– sino porque los muy dispares elementos puestos en juego por el director funcionan sorprendentemente bien, sobre todo si tenemos en cuenta lo precario de las condiciones en que fue rodada.


Nada menos que cuatro fueron los años empleados en su realización, debido a que la única fuente de financiación era el dinero que Jackson conseguía con su trabajo en el periódico local, embaucando además a amigos y conocidos para que actuaran en la película totalmente gratis: a pesar de estas insuficiencias, Jackson es capaz de sacar oro de donde prácticamente no hay nada gracias a su dinámico montaje, sus contundentes efectos especiales y un manejo frenético de la cámara, rasgos que lo emparentan directamente con el Sam Raimi de Posesión infernal (Evil Dead, 1982).

Y aunque esta película es hija de su tiempo en la eficaz mezcla de terror y humor, peculiaridad que la hermana con otras cintas legendarias de la época como Re-Animator (Re-Animator, 1985) o El regreso de los muertos vivientes (The Return of the Living Dead, 1986), su director apuesta desde el primer fotograma por la abierta parodia, dando así permiso desde el principio al espectador para que no se tome en serio nada de lo que va a ver, y advirtiendo de paso de que cualquier locura es posible que aparezca ante sus ojos durante el transcurso de la proyección.

La mezcolanza de géneros es otra de sus marcas distintivas, combinándose sin rubor alguno el cine de terror, la comedia, la ciencia ficción, la acción e, incluso, el cine bélico, por no hablar de sus múltiples referencias a películas, series de televisión y toda clase de elementos de la cultura pop: E.T. el extraterrestre, Doctor Who, Harry el sucio, La noche de los muertos vivientes, Star Trek, Los Beatles, The Rocky Horror Picture Show o La matanza de Texas son citadas de una u otra manera, convirtiéndose de esta manera en todo un delicioso festival de guiños cinéfilos absolutamente reconocibles por el espectador más entendido.


No se puede negar que esta película es muy divertida, y contiene escenas de lo más trepidantes, pero es en las pocas situaciones donde se prescinde de la comedia (por ejemplo, los diez minutos que dura el asalto a la fortaleza extraterrestre) donde se evidencian más sus carencias y se hace más cuesta arriba su visionado, en especial en los momentos en los que Peter Jackson no aparece como actor: su encarnación de dos de los personajes protagonistas (casualmente los más psicóticos de la película: el humano Derek y el alien Robert) supone tal exhibición de gestualidad y vis cómica que hacen palidecer bastante las interpretaciones de sus compañeros.

Otro marca de su originalidad podría ser su pionero uso del gore: aunque aquí se abusa hasta límites monstruosos de la violencia contra el cuerpo humano, el director rara vez lo hace de manera sádica o macabra (como ya lo había hecho en el pasado otro de sus referentes, Herschell Gordon Lewis, creador de la película fundacional del género, Blood Feast, 1963) sino como la más directa consecuencia de tratar a sus intérpretes poco más que como dibujos animados: de hecho tan equidistante es esta película de los pioneros del cine más sangriento (George A. Romero o Tobe Hooper) como de celebridades de la comedia del estilo de Mel Brooks o The Three Stooges.


Mal gusto está bastante lejos de ser una película perfecta, pero el alarde de creatividad y originalidad del que hace gala durante gran parte de su metraje la hace merecedora de la atención de todo buen aficionado al cine más sorprendente y gamberro jamás realizado.

Anécdotas: * La pericia de Jackson en gran variedad de campos de la producción cinematográfica (su nombre aparece hasta ocho veces en los créditos) se debe a que lleva rodando sus propias películas desde los ocho años, edad en la que sus padres le regalaron una cámara. * Kaihoro, el nombre del pueblo donde transcurre la acción, significa en el idioma kiwi ciudad de la comida. * Por razones presupuestarias rodaban sólo sábados y domingos, y nunca existió un guión completo: filmaban lo que se les iba ocurriendo durante el resto de la semana. * En un principio se planteó como un corto de diez minutos, con el título provisional de Roast of the Day (El asado del día). * Todo el diálogo se grabó en post-producción. * Estrenada en Nueva Zelanda en diciembre de 1987; en España lo hizo un año más tarde, el 2 de diciembre de 1988. * El título en Brasil fue Trash – Náusea total. * En el Fantafestival celebrado en Roma en 1989 ganó el premio del público.





Versión (ligeramente corregida) de la reseña originalmente publicada en Pasadizo, esa gran web.